14 marzo 2009

Sensei

Después de un seminario de Iaido con el Sensei, tengo la costumbre de escribir sobre el curso, pero ya resulta un poco aburrido, porque decir que el curso ha sido una maravilla creo que es algo que saben todos los que asistimos.
De todas formas si que me gustaría ser capaz de plasmar con palabras ese sentimiento que hacia mi Sensei llevo dentro, porque en los días que vivimos, creo que muchos podemos llegar a estar equivocados sobre lo que es un Sensei, y yo no pretendo dar una lección magistral sobre lo que es, solo quiero mostrar lo que siento que es o debería ser.

En el siglo XXI estamos acostumbrados a conseguir todo lo que deseamos o nos proponemos a base de pagar dinero, pero creo que la relación Sensei alumno no se puede nunca construir sobre esa base, es una relación que nace y crece sobre la confianza reciproca de uno hacia el otro. Confianza, no imposición por parte de nuestro Sensei, confianza en que la línea que marca para mi enseñanza, es la más adecuada, un alumno generalmente ante un Sensei de verdad, no debe plantearse preguntas sobre lo que su Sensei le indica, pues es seguro que sobre esa relación de confianza creada, lo que nos indica lo hace con todo su cariño, y desde luego que no desea mal ninguno para nosotros. ¿Cómo le demuestro yo mi confianza y mi cariño?, es muy sencillo, siguiendo fielmente su línea, siguiendo fielmente los consejos e instrucciones, sin duda alguna, y con mucha alegría en mi interior, es tan sencillo como eso.

Estoy seguro que muchas personas pensarán que esto es parecido a una secta, no lo niego, pues yo mismo viví una relación de este tipo que era algo muy parecido a una secta, pero como en todo en esta vida, tiene también muchísimo valor la talla moral y personal de las personas, nuevamente la del Sensei y la del alumno. Para mi el Iaido, y la escuela que practico gracias a mi Sensei, es mucho más que aprender katas, que corregir fallos técnicos, el Iaido puede estar también fuera del Dojo, mezclándose con cada una de las facetas de mi vida, eso también directa, o indirectamente, te enseña un Sensei cuando su talla moral y personal es tan grande como el Iaido que es capaz de desarrollar, por eso, y por experiencias vividas, en mi caso, debo decir que no solo es el grado técnico que tiene una persona lo que le hace ser Sensei.


He asistido a seminarios fantásticos con sextos, séptimos y octavos danes, seminarios en los que técnicamente he aprendido mucho, maestros que en grado superan con creces a mi Sensei, pero aun así, no son mi Sensei, con todo el respeto y gratitud por sus enseñanzas que les he mostrado dentro y fuera del Dojo cuando he estado con ellos, mi Sensei es otro, con menor grado si, pero en quien confío plenamente y siguiendo la línea que él me marca, hago que día a día confíe más en mi, se sienta feliz por mis progresos y me “regañe” cuando no logro llegar a lo que me indica.
Si, puedo pagar mucho por asistir al seminario de un gran maestro, me puede enseñar en ese seminario dos katas maravillosos de un koryu impresionante, pero ni es mi maestro, ni yo formo parte de ese koryu. Un Dojo, el Sensei que lo dirige, y todos los alumnos, somos o deberíamos ser algo muy parecido a una familia, con vínculos de unión muy parecidos, en donde se siguiera el camino marcado por el Sensei, y todos ayudándonos para hacer más grandes los vínculos de unión que a través de la practica del Iaido nos han unido.
Por todo esto creo que es imposible tener un Sensei, tener la posibilidad de practicar un Koryu, solamente pagando dinero por asistir a seminarios, aunque el maestro o los maestros que los impartan sean los de más alto rango.
No hay que pensar tampoco que encontrar un Sensei es tan sencillo, junto a mis compañeros, hemos tenido que superar problemas grandes unas veces, y pequeños otras veces, hasta que nuestro Sensei nos ha llamado alumnos suyos, nada de esto se consigue con dinero, solamente puede conseguirse con el corazón, el suyo, el mío, el nuestro.
Hace poco aprobé mi examen de Nidan junto a mis compañeros que se examinaban de distinto grado. Nuestro Sensei estaba con nosotros, cuando salí del tatami donde me examiné me temblaban las manos aun. Se me acercó mi Sensei y me habló, eso tranquilizó mis manos. Cuando salieron los resultados del examen, mi Sensei estaba tan nervioso como nosotros, ¿sabéis por que?, pues porque él se examinaba también a través de cada uno de nosotros, se fundió en un gran abrazo feliz con la piña que formamos, y se sintió igual de triste que los que por desgracia no aprobaron. Yo no le pagué ni un euro a mi Sensei para que me preparara mi examen de Nidan, ni ninguno de los compañeros que se examinó, sin embargo el Sensei se vino a Madrid un fin de semana entero, de manera desinteresada y con el corazón por delante, para prepararnos el examen. Mi Sensei se vino veinte días a Madrid únicamente para aprender español, pues es como todos sabéis francés, y existía algo de problema con la diferencia de idioma. Esto y muchas cosas más ha hecho nuestro Sensei por sus alumnos españoles, por los de grado más alto, y por los recién llegados al Dojo, no hay diferencia. Por todo esto que está haciendo yo entreno cada día, y con muchísima humildad y respeto, enciendo cada día una varita de incienso, por mi Sensei, que todos sabéis que es Franck Cengizalp.
He recorrido ya muchos kilómetros para entrenar a su lado, y los seguiré recorriendo, iré a donde me llame.

3 comentarios:

A las 9:22 a. m. , Blogger amqv ha dicho...

Estoy muy de acuerdo con tu visión de lo que es la relación maestro-discípulo. O debiera ser, en el ámbito de las artes marciales. Sabemos que no son un deporte ni un hobby, sino una vía de perfeccionamiento. Llevo solo unos meses en el dojo, pero arrastro casi 30 años de práctica en otras artes. También sabemos que cuando uno está preparado, el maestro aparece.

 
A las 10:29 p. m. , Anonymous Oni ha dicho...

Os descubrí por casualidad al aparcar mi coche delante del dojo. Siempre me había fascinado el concepto del maestro- discipulo qué en oriente se aplica. Y a pesar de mi edad, y ser un hombre qué le va a costar el aprender el camino de la espada, en su parte corporal, me he sentido tan indentificado con las enseñanzas que se aplican en la busqueda interior de uno mismo, qué sin saberlo he encontrado lo qué durante muchos años añoraba en mi ser. No es el sitio tal vez dónde expresarlo, pero os agradezco el existir y qué me sienta parte, en mi caso inicial, de vuestro y mío ahora, Cielo sin límites.

 
A las 12:40 p. m. , Blogger Sol; Anisa ha dicho...

Hola, me han emocionado profundamente tus palabras, qué grande y abarcativo es el concepto de maestro, y cuánto mejor andaría el mundo en general si nos diéramos cuenta de que somos eso todo el rato, en cada faceta de nuestra vida, maestros... o alumnos. Doy clases de danza oriental y espero que no te importe que cree un enlace de mi blog a esta entrada, me gustaría que mis alumnas (y otras alumnas, y otras maestras) leyeran tus palabras. He pensado mucho en mi maestra al ver tu nota y también he pensado en mí como maestra, si lo estoy haciendo bien, si no me traiciono a veces a mi misma, si mis alumnas sienten algo así, como lo que sentimos tu y yo por esa persona que ha puesto toda su fuerza en regalarnos eso que ahora es la parte más importante de nuestras vidas...Gracias.

 

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