23 octubre 2006

Reflexiones acerca del Kendo

Es difícil explicar con palabras qué es exáctamente el kendo, por qué me atrae o sintetizar exáctamente para que sirve.

El maestro Craig, en su libro "The Heart of Kendo", en el que relata sus experiencias con Chiba Sensei, entre otros, explica brevemente la evolución que existe entre el kenjutsu y el kendo, explicando como la historia dejó atrás a los samurai y estos convirtieron su arte marcial en una disciplina enfocada a construir un espíritu vigoroso, una mente eficaz que no dude, un cuerpo en forma y una persona honorable que trabajara por el bien de la sociedad. En una época anterior, la espada servía para luchar contra los enemigos de tu señor, en estos días, la espada sólo sirve para derrotar al propio ego.

Pensando en ello en profundidad, podemos observar una base fundamental en el kendo, que es nada menos que el firme propósito de la mejora, no sólo física, sino también mental y espiritual, del practicante de este arte. Los valores de respeto, disciplina, esfuerzo, honor y lealtad que se encuentran subyacientes en la filosofía del kendo son realmente ejemplares. Esto no quiere decir que nos anclemos en el pasado e intentemos vivir de los estrictos principios en que nacen estos valores en nuestros días. No podemos, no debemos, estancarnos e intentar traer a nuestros días unos principios no obsoletos, pero si desfasados, en los que la moneda de cambio sólia ser la vida propia o la de los demás. La sociedad cambia, y debemos evolucionar con ella. Debemos buscar la evolución de estos códigos para que, respetando los valores originales, se adapten a nuestra sociedad moderna y los valores que han derivado de una mayor sensibilización de la sociedad y un mayor respeto a los derechos fundamentales.

Y eso ha hecho el kendo. Evolucionar.

¿Por qué lo amo? Ya os lo contaré en otra reflexión...

Jose Manuel

22 octubre 2006

Dojo


En japonés, dōjō significa literalmente "el lugar de la Vía", “el lugar del despertar”. Esta expresión se refiere a la búsqueda de la perfección física, moral, mental y espiritual, ya sea para las artes marciales como karate, judo, kendo, aikido, etc, o para algunas prácticas religiosas como en el budismo la práctica del zazen, un estado de contemplación en el cual el practicante adquiere un estado de desapego del mundo material y de las ideas vanas y egoístas que impiden una visión directa de la realidad.

Esta explicación de su significado puede resultar muy fría y quizás habría que llevarla a lo coloquial, donde sin quitar ninguna parte de sus significado real, le podemos añadir que puede llegar a convertirse en la mayoría de los casos, o en lo que verdaderamente debería de ser un Dojo, como una pequeña extensión de nuestra casa, en donde invariablemente nos encontraremos con seres queridos que te recibirán siempre con una sonrisa. Donde la amistad va mucho más allá del gran apoyo que un grado superior siempre te brindará para ayudarte a progresar, para animarte. El Dojo también es el lugar donde llevar a la realidad nuestra ilusión, y está muy lejos, o debería estar muy lejos, de ser un lugar donde seguir compitiendo para demostrar que eres el mejor tan solo por ganar un combate, por tener una técnica más depurada haciendo un kata. Esa competitividad debería quedarse fuera, en la calle, y dentro mostrar, a nuestros compañeros más nuevos, a esas personas que aun no tienen las habilidades o la técnica que uno de nosotros puede tener, que si yo hoy he ganado ese combate, o he hecho un kata maravilloso, mañana puedes hacerlo tu también, porque al Dojo se va a despertar, se va a aprender a ser Budoka, a ser persona.

Esto, únicamente es mi opinión personal, seguro que hay muchas personas en desacuerdo conmigo, y eso es lo bonito de la vida, que todo dependa de los ojos que miran las cosas, escuchando todo, es como se aprende.